Saturday, November 24

Día 80 - Sydney/Tasman Sea

Please walk on the grass.
Advertencia en la entrada del parque The Domain, en Sydney.

Otro vez madrugando! El backstage tour del Sydney Opera House (SOH) empezó a las 6:45 en punto. Nuestra guía, Romayne, nos explicó que a esta hora es menos probable que haya artistas ensayando, y que por lo tanto es más seguro que podamos entrar a todos los auditorios. Lo temprano también explica por qué éramos sólo seis :-) Romayne nos pidió NO tomar fotos, "unless you are invited to do so."


Empezamos viendo las bodegas debajo del Opera Theatre: cables eléctricos, luces, zapatillas de ballet (usan 30,000 pares al año) y por supuesto, los props. Ya tienen armados y listos la chimenea, árbol de navidad y candelabros para El Cascanueces, que empieza la otra semana. El escenario está dividido en cuatro plataformas, dos de las cuales bajan hasta el nivel de la bodega, allí ponen los props, suben la plataforma, y listo. El orchestra pit es pequeño, tanto así que la sección de vientos la tienen cercada con vidrio para no dejar sordos a los demás músicos, y los de percusión están tan refundidos que no logran ver al director más que vía televisión. El escenario es también más pequeño de lo que uno pensaría: 12m x 25m y con muy poco espacio lateral. Aquí sí nos invitaron a tomarnos fotos, pero sólo de espaldas al "público". Cuando hay función, los mechs (mechanists) están pendientes de que toda la escenografía marche bien. La persona encargada de coordinarlos controla todo desde un tablero, al cual llaman "flight desk" - y según Romayne, casi siempre esta persona es una mujer, por sus "multitasking abilities".

De vuelta en los sótanos, pasamos camerinos comunes y otros más especiales (como el de director de la sinfónica, con piano y vista a Circular Quay), oficinas, staging areas para el Concert Hall y para el ballet, salas para repasar (como la de la foto), pasillos bajo los escenarios con sus "trapdoors" para subir props y actores al escenario, y graditas que llevan a los diferentes niveles de luces. Vimos el "kissing wall", una pared donde las niñas de un coro, fascinadas porque su presentación salió bien, le dejaron besos al teatro; así se quedó y aparentemente, otros siguen agregando besos, cuando todo va bien. También visitamos el Studio (un teatro pequeño totalmente reconfigurable) y el Drama Theatre. En el Concert Hall estaba ensayando un coro. Y terminamos con un desayuno completo en la cafetería llamada Green Room, donde come el staff y tiene una vista muy bonita del puerto. Aprovechamos a resolver dudas con Romayne. La ópera y el ballet residen aquí? No, el SOH no tiene compañías residentes, sólo provee el espacio para montar obras y todos pueden aplicar. Todas las funciones se llenan? Sí, pero a veces todavía se consiguen uno o dos tickets el día antes. La operación deja ganancias? Maomenos, no deja pérdidas y hay empresas que patrocinan buena parte. "SOH es para todos los australianos y visitantes como ustedes, para que vengan a disfrutar de las artes... la entrada, con sus graderíos estilo pirámide maya (!) invitan a entrar, olvidar la vida diaria y transportarse y disfrutar."

De allí, aunque estaba lloviznando, pasié un rato por el Domain, un parque de aprox. 1.5 km2, que incluye al Royal Botanic Garden. En la entrada, me encontré con el rótulo de rigor, pero de contenido inusual: "Por favor camine sobre la grama. También le invitamos a abrazar los árboles, hacer picnic en la grama y hablar con los pájaros (pero por favor, no les dé de comer)!" Desde hace varios años, los veranos han sido muy secos y calientes, y en esos meses la grama se marchita y se seca. Pero la cuidan bien y siempre se repone, está perfecta. Ah, la letra menuda del letrero prohibe jugar golf, cricket, acampar y subirse a los árboles :-) Todas las plantas están claramente identificadas: desde pacayas hasta pinos de Nepal y hierbas medicinales asiáticas.

Los animales son otro tema. Las nubes de periquitas australianas, aunque gritonas, parecen no molestar a nadie. La precaución de no darles de comer es para que no se salgan de control. Ni muchos ibises había. Pero los murciélagos (fruit foxes) destruyen los árboles y sus frutas, y son considerados una peste sin solución. A pesar de lo simpáticos que se ven de lejos. Por supuesto, para mí son novedad, y hasta video les tomé.


Me encontré algo totalmente inesperado. Una pirámide de vidrio, obviamente un invernadero, y afuera, escrito en arbustos recortados, las palabras "SEX + DEATH" (Sexo y Muerte). Intrigada, pagué la entrada ($4.40) y entré a la colección más grande de plantas carnívoras que he visto en mi vida - y no plantitas chiquitas y tímidas, sino canastonas colgantes de Nepenthes sanguinea, fusca, y emayi, cada una con docenas de copas atrapamoscas. Y además, orquídeas siniestras, como la "Dracula vampira Bela Lugosi", cuya flor aparenta ser un hongo. Esto atrae a ciertos insectos que ponen allí sus huevos. La orquídea sale ganando, porque estos insectos la polinizan -- pero las larvas se mueren de hambre.

Y finalmente, llego a otro producto maravilloso de la civilización ozzie: la biblioteca estatal, "State Library of New South Wales." En la sala de lectura Mitchell encontré a cinco estudiantes de TSS. No usando libros, por supuesto, sino conectados a Internet con sus laptops. Y en el área de referencia general había unos diez más, también aprovechando el wireless. Mientras ellos chatean y bajan papers de las bases de datos, yo me divierto viendo libros y mapas antiguos de la Heritage Collection. Uno de los libros en exhibición temporal es un muestrario de "tapa cloth", tela hecha de fibras de morera, que usaban los isleños, y que fueron llevadas a Europa por el mismo Capitán Cook. El muestrario fue publicado en 1797. De las 45 copias que se conocen, cinco están en esta biblioteca, y de estas, dos tienen la encuadernación original. A la derecha, foto de una muestra, que copié del catálogo de la exhibición. Ver dos ejemplares de este libro fue el highlight de mi visita a la biblioteca.

De allí, busqué un supermercado para aprovisionarme de pan, fruta, arenques ahumados, etc., lo necesario para mantener contentos cuerpo y espíritu durante los 13 días de aquí a Shanghai. Salimos del puerto as per schedule... pero qué suerte haber conocido esta ciudad, donde la actitud es: vengan, disfruten, aprovechen nuestros teatros, parques, playas, bibliotecas, pásenla bien!

Friday, November 23

Día 79 - Uluru-Kata Tjuta/Sydney




Kata Tjuta = "muchas cabezas" en pitjantjatjara

A las 4:00 me levanté para buscar la Cruz del Sur y estoy (casi) segura de que la ví. A las 5:00 ya iba de camino a Kata Tjuta (aka "The Olgas") en el busito del Uluru Express, con otros cinco clientes medio dormidos. Son aprox. 55km de camino. Paramos en un mirador en las dunas, donde vimos la salida de sol sobre Uluru y Kata Tjuta. Seguimos, y al lado del camino, solitos y haciendo fila, iban siete camellos salvajes, descendientes de los que fueron introducidos a Australia desde India en el siglo XIX. Llegamos y la chofer quedó en regresar a las 9:30 por nosotros. La caminata por el Valley of the Winds fue de lo más entretenida: subimos y bajamos cuestas empinadas de piedra suelta, entre las cabezotas gigantes. Mientras que Uluru es una sóla piedra formada de arena comprimida, Kata Tjuta está compuesta de piedras individuales dentro de una "mezcla", como se ve en la foto de la izquierda. Ambas tienen un tinte rojizo externo, producto de la oxidación de la arcosa que contienen. El domo más alto de KT tiene 546 metros, casí 200m más que Uluru. En el segundo mirador, desayuné y disfruté del silencio y la luz del amanecer entre las "cabezas". Siguiendo la vuelta, pasé por un helipuerto sencillo, probablemente lo usan para medevacs. Más adelante me encontré con dos jóvenes, un australiano y una irlandesa, que trabajan en computer animation para películas, en Londres. Nomás empezó a calentar el sol, salieron las moscas. Wot flies!! En la foto, la mochila de Daniel sirviéndoles de campo de aterrizaje. Cómo desesperan! Se pasa uno espantándolas, en especial de las orejas, en un movimiento que Leo llama el "Aussie salute." Yac. Venden unas capuchas de tela de mosquitero, pero en el tiempo que estuve allí sólo ví a un turista japonés usando una bajo su sombrero. Malcolm Arnold escribió e ilustró una guía sobre los pájaros de esta región, Birds of the Red Centre (1999) y entre otras cosas dice así: I have experienced flies, droughts, flies, floods, flies, heat and still more flies... Sit quietly in an isolated spot and e at one with the stillness... you are in the Red Centre and it is prepared to share.

Terminamos juntos la vuelta, y nos quedamos esperando el busito y platicando sobre Star Wars y gráficas. Regresamos al Resort (adiós camellos!) y a mediodía, estaba en el aeropuerto Connellan o Ayers Rock, que es como todavía aparece nombrado en el sitio de Qantas Airlines. En la sala de espera hay una foto de la inauguración de la terminal, en 1982, con el primer ministro Malcolm Fraser y E.J. Connellan, pionero del turismo en Ayer's Rock y fundador en 1939 de Connellan Airways, "Connair". Y otra de la primera pista de aterrizaje, al pie de Uluru, cuando Connair volaba Herons y DC3s. Caminamos por la pista para subirnos al cómodo 737-800 (totalmente lleno) y tres horas más tarde, estoy de vuelta en Sydney.

Thursday, November 22

Día 78 - Uluru

The sunrise viewing area offers a culturally sensitive view of Uluru. Welcome to Aboriginal land: Uluru-Kata Tjuta National Park. Visitor guide and maps. 2007.

Cuevas en Mutitjulu, base de Uluru, enrojecido por la salida del sol.

El busito pasó por el hotel a las 5:00. Salimos del Resort hacia el parque y llegamos al "sunrise viewing area" donde había ya unos 20 buses de todos tamaños y varios cientos de turistas tomándose fotos. Por todos lados hay letreros indicando en dónde puede uno estar, y pidiendo no saltarse las cercas, no tomar licor, respetar y no publicar fotos, etc. El amanecer no fue tan espectacular como la puesta de sol de ayer. Sí fue interesante observar a los turistas, como este grupo de japoneses con sus banquitos y prolijas cajitas de desayuno. Nomás salió el sol, empacamos el buffet continental y salimos a darle la vuelta a Uluru, parando en lugares clave. Al pie de la piedrona hay varias cuevas que son sitios sagrados y no se pueden fotografiar, por ejemplo, a una iban las mujeres a llorar a los muertos y a tener a sus bebés. El Mutitjulu waterhole es un depósito natural de agua al pie de Uluru. La leyenda es que aquí llegó Kuniya, la serpiente pitón, buscando vengar la muerte de su sobrino muerto por Liru, una serpiente venenosa. Las dos culebras tuvieron una gran pelea, dejando marcas y rajaduras en Uluru. En una de las cuevas hay pinturas aborígenes... una turista japonesa me tomó la foto (y yo le tomé una con su mamá) en un raro momento que no había mucha gente.

En el Culture Center es estrictamente prohibido tomar fotos. Hay un centro de información, pasan un video sobre la cultura Anangu, ofrecen tours, venden souvenirs y arte aborigen: pinturas de puntos, lanzas, boomerangs para rituales (no de los que regresan), animales tallados de madera y decorados con pirograbado hecho con alambres calentados al rojo vivo en el fuego. La encargada de la tienda, una Piranpa, me explicó que usan madera de los árboles locales, en especial eucalipto y mulga, y que hoy justamente iban a salir las mujeres a recolectar madera para tallar. Pero no, no sé dónde están ahora, y no, no se les puede acompañar. Así que oímos un poco más sobre las leyendas de los aborígenes, pero sólo había uno dellos allí, dando una explicación sobre las lanzas y otros implementos que usaban antes. No hay forma de conocerlos en el presente, de saber cómo viven HOY, qué cosas les preocupan, si ven televisión, si usan Internet... Incluso del pasado, no dicen mucho: cómo se vestían? En qué tipo de vivienda pasaban la noche? Se enfocan en el pasado y la preservación del parque y hábitat para la fauna local. La pintura de la foto, por Jennifer Taylor, tiene como título "Working Together." El círculo central es el parque de Uluru/Kata Tjuta. Alrededor hay doce figuras: cuatro pares de Anangu (en café) y cuatro no-Anangu (en blanco). Este es la junta directiva que administra el parque. Alrededor del parque está un cerco protector, que simboliza las políticas que protegen al parque y sus visitantes. El cerco exterior tiene dos partes: Tjukurpa y el Environment Protection and Biodiversity Conservation Act. Los guardaparques, tanto Anangu (descalzos, conectados a la tierra) como no-Anangu (pies blancos, calzados, simbolizando la tradición científica europea) oyen y acatan las decisiones de la directiva. Y todo está rodeado por dunas y bushland.

Al regresar, visité la exhibición sobre el parque, en la oficina central de información del Resort. Tienen muestras de todos los animales invisibles del parque, incluyendo un canguro disecado como de 6 pies de alto. Interesante enterarme que el agua del hotel sale de pozos aquí mismo, y que reciclan el agua gris para regar los jardines, y que debemos tratar de no usar muchas toallas. Aquí me enteré de que el pájaro que me atacó afuera de mi cuarto (me picoteó la cabeza por defender a su pichón gritón al que yo estaba observando): piil-piilpa o yellow throated miner. Y entendí cómo creen que se formó Uluru y Kata-Tjuta, donde iré mañana. Saliendo de una tienda, noté una familia de aborígenes. Eran dos mujeres y un hombre, y dos niños pequeños. Parecían estar esperando que alguien llegara por ellos. Talvez hubiera podido acercarme a hablarles, pero... me sentí tan pre-regañada que casi ni pude voltear a verlos.

Me pasé el resto de la tarde leyendo el controversial libro de Henry Reynolds, Why weren't we told? A personal search for the truth about our history. Reynolds es un historiador australiano nacido en Tasmania. Cuenta cómo, durante toda su educación, básica y universitaria, nunca recibió ninguna clase enfocada en la historia aborigen de Australia. Y cómo descubrió que incluso los libros de historia serios no tocaban el tema. La historia de Australia parecía empezar con la llegada de los ingleses y otros europeos, y enfocarse únicamente en los esfuerzos dellos por colonizar el país, sin mencionar, más que a veces y de paso, el hecho de que los aborígenes tenían miles de años de estar viviendo allí. Él y su esposa (que fue senadora de Queensland) decidieron "hacer algo" por los aborígenes. Primero, intentaron ayudarlos como si fueran sus iguales. Me encantó lo sincero de este pasaje:
Coming into a racially divided society with good and no doubt naive intentions toward the Aborigines, we went out of our way to display our lack of prejudice, our colourblind virtue... taking the Aboriginal side in public debate... it was a prejudice none the less... Eventually, experience undermined simple attitudes and ready-made answers... It became obvious that there was almost as much variety and no greater virtue in the black community than there was in the white one. Increasingly, the individual personality came to seem more important than the collective identity (p. 50-51).

Reynolds se dedicó a estudiar la colonización de Australia, y fue descubriendo que el proceso no fue tan pacífico ni glorioso como a él le habían inculcado, sino que, según sus investigaciones, pasó por la muerte violenta de al menos 20,000 aborígenes en manos de los colonos, quienes, mejor armados, solían vengar la muerte de uno dellos con la de docenas de aborígenes. La postura oficial es que no hubo guerra. Sin embargo, Reynolds argumenta que como ningún colono nunca fue llevado a juicio por matar a un aborigen, tiene que haber habido otra justificación para tales asesinatos: tiene que haber sido una guerra no declarada. Reynolds narra cómo en el siglo XIX, en Inglaterra, se sentaron los precedentes legales para que los colonos usaran las tierras australianas con fines pastorales (crianza de ovejas) pero al mismo tiempo estaban obligados a dejar que los aborígenes usaran las tierras para cazar y vivir, de la manera nómada a la que estaban acostumbrados. Esto no pasó en la práctica, y dio lugar a la violencia y odio. Pero los precedentes legales son los que están sirviendo hoy de base en algunos casos para reinstaurar a los aborígenes en sus tierras. Otro pasaje fuerte:

I felt that my generation of Australians should have been told the truth about the border wars; about the pioneers' complicity in murder, abduction and rape; about the fear and hatred; about the way Australia was acquired.

I thought we should have been presented with a morally complex story, not one of facile triumphalism.

It should have been tragic rather than vainglorious. I think we could have dealt with that and in the process found Australian history both more challenging and more engaging (p.133)

El libro tampoco me abre una ventana para conocer a los aborígenes IMO, los humanos estamos evolucionando hacia eso: a poder dejar de ejercer la fuerza y ser capaces de negociar sin pasar sobre los derechos de los demás. Talvez en unos 7,000 años?

En la noche fui a una conferencia acerca de y bajo los cielos del sur. Fue interesante por dos razones: una, que nos llevaron fuera del compound, y gracias a la luz de la luna casi llena, vi pasar casas y jardines, donde me imagino que vive la gente que trabaja en/para el Resort. Y dos, a pesar del claro de luna, Ian el astrónomo nos mostró todas las constelaciones que se ven en este lado del mundo y la región donde podremos ver a la Cruz del Sur si nos levantamos temprano, o si queremos trasnochar, dijo, vénganse a Bob's Bar (dónde quedará?) y allí estaremos despidiendo a un colega hasta tarde y podemos salir a verla. Bueno, para reconocerla, se busca Canopus en dirección sur y son cinco estrellas tal como las que salen en la ventanita transparente que tienen todos los billetes australianos - por supuesto! Durante toda la charla, Ian usó los nombres y constelaciones griegas, le pregunté sobre las constelaciones y nombres de las estrellas según los aborígenes. Me dijo que no los conoce, que sí sabe algunas de las historias relacionadas con las estrellas pero que no puede contármelas porque son "masculinas". Y luego se acordó de un detalle interesante: donde están las Pléyades, los aborígenes también ven un grupo de siete mujeres, hermanas. Y a su lado, ven un hombre, cazador (Orión), y más al sur, un perro. Todo esto extrañamente coincide con la tradición griega. Increíble, no?

Wednesday, November 21

Día 77 - Sydney/Uluru

Preguntas sin respuesta, llenas de esperanza.
Camilo Sesto

Pregunta: si salimos de Sydney a las 10:00 y el vuelo a Ayer's Rock dura 3 horas, porqué no llegamos a las 13:00 sino a las 11:30? Respuesta (parcial): Ayer's Rock está 1 hora y 30 minutos atrás de Sydney. Qué extraño. Pero más extraña la piedra misma, la veo desde que vamos aterrizando, y no sé por qué, siento muchas ganas de llegar lo más pronto posible y trepármela. Pero bueno. Primero aterrizamos, bajan las valijas y eficientemente, nos suben al bus. Aclaro que sólo hay un bus porque sólo hay un hotel, y todos vamos para allá: el Ayer's Rock Resort. Desde el bus, podemos ver mejor el terreno: planísimo, pero no tan seco como me lo había imaginado, hay bastantes árboles y arbustos. Y la piedrona, beckoning.

Pregunta: en qué se parece Ayer's Rock Resort a Disneyworld? Me registro en el hotel, y me dan el pronóstico del clima: 30 grados, viento de 12 nudos. No está mal. Salgo a investigar el Resort: es como una mini-ciudad, además de oficinas de información y tours, restaurantes, piscinas, y tienditas de souvenirs, revistas y necessities, hay una oficina de correo, un supermercado, un salón de belleza, una gasolinera, un hospitalito, una estación de bomberos y una de policía. El próximo pueblo de regular tamaño está a unos 450 km. O sea, this is it. Pero el plano del Resort no indica dónde vive el personal (guías, cocineros, porteros, meseros, camareras, choferes, etc) así que se lo pregunto a la encargada de repartir dichos planos. Duda si contestar mi pregunta, la veo titubear, pero al final se hace la loca. Igual me pasó con el chofer del busito que va dando vueltas de punto en punto dentro del Resort. En dicho busito había posteada una circular con las horas del Community Library. Wow! Sería interesante ver la biblioteca de Ayer's Rock, pensé. Pero el chofer no me quiso llevar, ni siquiera decirme dónde queda, ni darme más info, porque, finalmente concedió, "it's only for service people." Como en Disney, no podemos ver tras bambalinas.

Pregunta: por qué la piedrona es un ícono tan australiano? Anualmente, venimos más de 450,000 turistas anualmente a verla, es sin duda la más fotografiada de Australia y talvez del mundo. Y sin duda, la gran mayoría la vemos a la luz del sol poniente. Los sunset tours varían en precio y calidad, pero todos incluyen transporte a la piedra (que está a 24 km del Resort), champagne o vino, y comida (desde boquitas hasta full cena). Me inscribo en un tour con un grupo pequeño. Hacemos primero la parada para la foto obligada, y luego, nuestra guía nos lleva cerca de la piedrona, donde podremos apreciar mejor su textura mientras el sol va bajando y enrojeciéndola. Como está a medio desierto, no hay punto de comparación, por eso es tan impresionante acercarse y sentirse realmente enano ante sus 348 metros de altura y 9.4 km de circunferencia. Y según los geólogos, continúa por unos 5 km más bajo la tierra!

Pregunta: me subo o no me subo? Mi impulso inicial de treparme se aplacó un poco al ver lo empinado de la subida (rayita amarilla en la foto) y lo limitado de la visita (una vez arriba, no se puede andar por ella). Los dueños de la tierra son los aborígenes yankunytjatjara y los pitjantjatjara, quienes la tienen subarrendada al gobierno australiano para que se use como parque nacional. La piedrona, o Uluru, como ellos la llaman, tiene un gran significado cultural para ellos. Piden que uno no se suba a Uluru, porque el único ascenso permitido es "la ruta tradicional de los ancestrales hombres Mala", marcada en parte con una cadena para agarrarse. No es prohibido subir, sólo piden repetar su cultura y ley y no subir. Y dan otra buena razón: ulurula tatintjaku tjinguru nguluringanyi. O sea: la subida a Uluru puede ser peligrosa. La cierran cuando hay condiciones extremas: viento de más de 25 nudos, temperatura de más de 36 grados, lluvia, tormentas, o nubes bajas. Aun así, 38 personas han muerto de ataques al corazón o caídas al intentarlo. Esto, dicen los aborígenes, les causa mucha tristeza cada vez que pasa, y por todo eso: "This is the proper way: no climbing."

Pregunta: dónde están los canguros? Según Mingkiri: A natural history of Uluru by the Mutitjuly Community, hay malu (canguros rojos) en el parque; también dice que éstos proveen buena carne - talvez por eso no ví ni uno? Y los mala (wallabees), dice, desaparecieron cuando llegó el hombre blanco. Nadie sabe a dónde se fueron ni si van a regresar. La palabra mingkiri del título se refiere a los ratones y marsupiales pequeños que viven alrededor de Uluru. Aunque no parezca, hay 25 especies de mamíferos, 74 reptiles, 178 pájaros, 4 sapos, y 416 plantas - o talvez más. Antes que llegaran los Piranpa, dice el libro, había más animales cerca de Uluru. Muchos se fueron y no han regresado. Nadie sabe por qué, se habrán muerto o se habrán ido a otro lugar a vivir. El estilo del libro es pausado, explicativo, como si hubieran traducido literalmente las sentencias de los Anangu. Fue compilado por Lynn Baker, quien trabajó durante cuatro años en el parque Uluru-Kata Tjuta, estudiando la fauna del parque con la ayuda de la comunidad Mutitjulu. Aquí me encuentro por primera vez la palabra Tjukurpa, que es la ley de los Anangu (aborígenes), el origen, el por qué y el sostén de la vida. De Tjukurpa viene el conocimiento de plantas y animales, que era vital, y en parte es tan sagrado que no puede compartirse, en especial con los Piranpas (nosotros, los no-aborígenes), pero a veces también entre hombres y mujeres. Tjukurpa no se escribe sino se enseña de generación en generación.

Uluru es sagrado, el por qué no lo sé exactamente. Talvez es porque es un lugar con mucho Tjukurpa, porque los seres ancestrales caminaron acá y dejaron sus huellas, porque los aborígenes así lo perciben y tienen miles de años de estar aquí y son los "traditional landowners". A los visitantes nos piden seguir sus indicaciones, no salir de los caminos marcados, no tomar fotos en sitios sagrados, no dejar nada, y no llevarnos nada: ni un grano de arena. La multa es de $5,000 y peor, según Lonely Planet, muchos que se llevan piedras las devuelven por correo, para quitarse según ellos, alguna mala suerte que les han causado (suena más a cargo de conciencia ;-)

Tuesday, November 20

Día 76 - Sydney

Mi día en el zoológico de Taronga.

Esta wallabee se llama Eli. Eli tiene cinco años y trabaja en el zoológico de Taronga, en el área llamada Australian walkthrough, con un grupo de wallabees tan felices como ella, y con un par de casuarios, primos de los emús, avestruces, moas (ya extintas) y kiwis. Durante el día, entran humanos a caminar en su área, lo bueno es que estos humanos se quedan en la vereda marcada, así que ella puede observarlos mientras dormita en su madriguera. Pero lo que más le gusta es que de vez en cuando, aparece la humana que la cuida, y le da manías o gramita fresca. Con esto Eli se pone feliz y se queda quietecita mientras los turistas la abrazan y fascinados nos tomamos fotos con ella. Look up, Eli! Eli es una buena wallabee.

Fred es uno de los koalas más dormilones de Taronga. Su trabajo es dejarse tomar fotos con los turistas. En realidad es fácil, porque sus cuidadores no dejan que los turistas lo toquen, esto ayuda a mantener su vestuario en su lugar. Ni siquiera tiene ni que estar despierto para la foto. Comer tanto eucalipto es trabajoso, y digerirlo aún más. Por eso prefiere dormir para conservar energías, y moverse despacito. Y Fred tiene suerte porque sólo trabaja tres horas al día. Fred es un koala amoroso y popular.

Leslie, una cóndor pichona, está posada a los pies de su entrenadora. Leslie también es feliz en el zoológico de Taronga, porque todos los días actúa en el Free Flight Show. Cuando su cuidadora la llama, Leslie vuela sobre las cabezas de los humanos que se quedan asombrados al sentirla pasar tan cerca. Leslie es una de las estrellas del show, en el que también actúan sus amigos búhos, halcones y águilas, y hasta algunas ratitas que ya están casi de punto. Sunny (*nombre artístico) es otra de las favoritas del show, porque es una kakatúa negra de cola amarilla súper simpática y todos los niños se acercan a platicar con ella. En realidad, niños y adultos humanos salen fascinados del show, y los pájaros también, porque disfrutan volando en este escenario espectacular con el puerto de Sydney, su famoso puente y la casa de la ópera como fondo.

Max el equidna estaba a punto de comerse su almuerzo con sabor a milkshake de hormigas, cuando su cuidador lo levantó para que pudiéramos saludarlo y acariciarlo - con cuidado y en la dirección correcta, por supuesto. Max estaba impaciente por irse a comer, así que nos despedimos rápido.

Mindy y Cindy (*nombres cambiados para proteger su identidad) son dos de las pingüinitas australianas, nativas del puerto de Sydney, que viven ahora en Taronga. Mindy y Cindy están felices porque conviven con algunas otras variedades de pingüinos que también están en vías de extinción. Esto les da oportunidad de compartir experiencias y esperanzas. De las dos, Mindy es la más fotogénica. Cindy aún es un poco tímida, pero asiste a workshops interculturales para desenvolverse mejor ante los humanos.

Aparte de los animales simpáticos, en Taronga Zoo también hay cocodrilos de agua salada, platypus difíciles de ver, demonios de Tasmania muy perezosos, rosellas, quolls, quokkas, ardillas voladoras, wombats, ratas saltarinas, ghosts (murciélagos carnívoros), bylbys, flying foxes, y muchos, muchos más! Regresé en el teleférico hasta el muelle, donde tomé un water taxi amarillo de regreso a Darling Harbour. Qué bien la pasé hoy en Taronga!

Monday, November 19

Día 75 - Sydney

Macquarie University fue fundada en Sydney en 1964. Aparece entre las top 100 del mundo, según The Times Higher Ed Supplement de 2006, y el MBA está ranqueado como uno de los mejores de la región Asia/Pacífico. Sirve a 30,000 estudiantes, incluyendo unos 9,000 internacionales. Macquarie tiene acuerdos de investigación y maestrías en conjunto con 250 universidades de todo el mundo, y es por eso que el 30% de los estudiantes toma cursos o trabaja en proyectos fuera de Australia. Además es uno de los partners principales de TSS, así que hoy fuimos todos al campus principal para nuestra "bienvenida oficial": speeches y una caminata entre edificios, jardines (jacarandas, eucaliptos, kakatúas blancas gritonas) y esculturas. Y moscas. Este es un feature de Australia a inicios del verano. No olvidaré el constante zumbido de moscas en mis oídos, como talvez diría Sinuhé El Egipcio.

Me separé del grupo con algunas estudiantes interesadas en usar la biblioteca. La encargada de servicios a usuarios (Frontline Manager), Margie, nos explicó qué servicios están disponibles a estudiantes del TSS: computadoras públicas con acceso a todas las bases de datos que puedan necesitar, un millón de volúmenes, áreas de estudio para grupo e individuales, fotocopiadoras, y lo más importante, ayuda de parte de los referencistas para hacer sus investigaciones. Lo que no pueden hacer es conectarse a la red wireless, porque para eso necesitan un ID de Macquarie. Yo sé que eso es lo que más les interesa, y además, para llegar acá, tienen que tomar un bus que tarda aprox. una hora. Pienso que les quedará mejor usar las bibliotecas del centro de Sydney, en especial la estatal, que sí permite conectarse a la red wireless. Pero ya que estábamos allí, unos 10 estudiantes aprovecharon para bajar papers de bases de datos. Dudo que alguno haya consultado un sólo libro. También es permitido usar las computadoras públicas para email, etc. PERO: la prioridad es "research", y por lo que observé, los estudiantes respetan los límites de tiempo y de uso. Es semana de exámenes y la biblioteca está totalmente llena. Interesante que los estudiantes ayudan a conservar el nivel de silencio esperado en cada nivel. No ví a nadie gritando por el celular ni oyendo música, ni tampoco a ningún bibliotecario regañando o callando a nadie - todos estaban muy concentrados en sus libros de texto y fotocopias. Y aunque busqué, no ví a nadie usando libros de la biblioteca. Platicando con las bibliotecarias de referencia, concluímos que muchas veces los profesores no conocen los límites de lo que la biblioteca puede hacer por los estudiantes. Por ejemplo, me dijo una de ellas, en primer año hay 1,100 chicos tomando el curso introductorio de biología. Todos tienen que hacer un mini-proyecto sobre mosquitos y malaria, usando los mismos libros de la biblioteca, y si el profesor no recuerda pedirnos que los pongamos de "uso en sala", ni siquiera una docena de estudiantes tendrán acceso a esos libros. Ella concluye que los profesores deberían intentar completar las tareas y ensayos que asignan a sus estudiantes, iendo a la biblioteca, sin confiarse de poder "turn around and pick something from their own bookshelf", en especial, fuentes relativamente desconocidas que NO están disponibles más que en esas libreras de sus propias oficinas.

Almorcé en la cafetería de estudiantes, donde hay desde vegan hasta steaks. En la librería, compré una colección de historias cortas australianas y con la ayuda del encargado, seleccioné un libro sobre la historia aborigen de Australia. Me contó que ellos llenaron la orden de libros de texto para el TSS y los mandaron a Grecia. Me pregunto cuánto costó mandar los libros varias veces alrededor del mundo, seguro hay una mejor forma de hacerlo. En fin!

En la tarde, fui a una función de ballet en el Sydney Opera House. Dos obras presentadas en honor al coreógrafo Leonide Massine, bajo el título común de Destiny/Les Présages, con coreografía y escenografía reconstruídas del estreno en 1933, y la Symphonie Fantastique de Berlioz, con coreografía nueva por Krzysztof Pastor. Después de la excelente función hubo un Q&A con David McAllister (director artístico del ballet), la directora de la orquesta, y dos bailarines - excelente.