Thursday, February 7

Agra Experience

Llegué a la estación de tren aún a oscuras. Me bajé entre la atorazón de taxis, entre nubes de polvo y cientos de gentes struggling en la atorazón. El tren salió de Delhi y cuando aclaró, pude ver las champas a todo lo largo del recorrido, y luego el campo abierto, y más tarde, entrando ya a la famosa ciudad de Agra donde está el Taj Mahal, no veo nada más que un huge garbage dump y hombres acuclillados por todos lados, en los rieles del tren y entre la basura, todos digamos elegantemente defecando y con todo al aire.

Alquilé un carro con un guía llamado Vinni, que se moría por llevarme de shopping pero bueno, logré que enfiláramos primero al Taj. Note to self: nadie nunca en ningún lado te cuenta todo lo complicado que es llegar al monumento en cuestión. Primero, parquean el carro y uno se sube en unos buses "limpios" de gas natural (!) que supuestamente son "pollution free". Me pregunto cómo puede eso importar si el resto de la ciudad está alrededor del Taj y no hay límites de este aire al otro aire. Llegamos un poco más cerca y nos bajaron y caminamos como 3 cuadras más [dice R: ese sí que es transporte limpio] entre tiendas, vendedores de guayabas, tiendas, vendedores de libros, tiendas, y souvenirs y más tiendas para turistas.

A la entrada, en el East Gate, todavía no ves el Taj. Allí comprás un ticket que cuesta 750 rps (US$20), mientras los hindús pagan... take a guess... 20 rps! O sea, se siente uno un poco ripped off. Yo no sabía que costaba tanto, y nomás llevaba 1,000 rps en total, entonces el Vinni se quedó viendo mi billetera prácticamente vacía y se frustró, ahora sí, no shopping. La entrada incluyó: funditas para los zapatos y una botellita de agua. Ahora, a hacer la cola de revisión. Me coloco en la de mujeres, donde dos señoras apabullantes en saris verde oscuro me pasan por un detector de metal y una rápida revisión corporal, aka frisking. Tampoco nadie mencionaba que no podés llevar comida ni MP3 players [ni siquiera apagados, aunque uno podría arriesgarse a dejarlos con la gente de la entrada que ofrece cuidarlos...]

Entramos por el East Gate y llegamos hasta el Royal Gate y hasta ese momento no hemos visto nada. Vinni insistía en tratarme como cleta. Se me pegaba mucho cuando me hablaba y me decía "Come" y me empujaba con la mano por la espalda. LO PEOR es que no sabía mucho, entonces lo que hacía era repetirlo todo dos veces, o tres, o cuatro. Al fin, pasé por el Royal Gate, y allí sí, estaba el TAJ! Y como un millón de turistas! Y eso que según Vinni, hoy estaba bastante tranquilo el lugar. Además tenían encendidas las fuentes de las pilas en los jardines, porque a la 1 PM todos teníamos que ir pa' fuera por la visita de un VIP: el PM de Holanda. Así que mientras yo subí las gradas entre enemil huitecos y niñas danesas u holandesas o quien sabe de dónde, todas vestidas con túnicas con espejitos, y apenas logré acercarme a la tumba de Mumtaz y darle la vuelta al Taj entre toda la humanidad, el MP holandés seguro llegó con el mejor guía y en total silencio, como uno soñaría que debería ser, y se pudo tomar todo el tiempo del mundo para apreciar cada cosa y además después se regresó (sin duda exhausto) a su suite VIP del Oberoi... [dice R: tendremos que esperar a ser PMs antes de volver a ir ;-]

El edificio en sí es tan grande, re grande! Ves la escala de las gentecitas corriendo abajo y es realmente enorme, lo notás porque pareciera que tuviera dos pisos, por las dos "ventanas" que tiene pero no sé de qué alto será cada una, más la cúpula, pero se ve inmenso y es BLANCO mármol... en momentos así quisiera haber estudiado arquitectura! Atrás pasa un río (sagrado) (sucio) y del otro lado de ese río iba a estar el Taj negro, donde iba a construír el rey su tumba, pero en lugar de eso su hijo lo metió preso por locuelo, y lo enterró en una tumba al lado de Mumtaz. Si para hacer el Taj se tardaron 22 años, cuál hubiera sido el presupuesto por otros 22 años y 20,000 hombres para construír otro? Sin duda hubiera quebrado el reino.

Adentro está totalmente oscuro, pero aún así es impresionante ver el trabajo de escultura y las incrustaciones de piedra en mármol. Lo que me encantó son unos screens que rodean las tumbas (que casi no se ven por la oscuridad) hechos de una pieza de mármol toda esculpida. Vinni se me había perdido en este punto, pero me llegó a buscar. Me tomó un par de fotos, y cuando empezaron a sacarnos a todos, sin paradas de shopping, me llevó de regreso al hotel (bastante trompudito, he de decir).

En el hotel, entro a la tienda donde venden cajitas de mármol incrustadas en piedras de colores y el chavo de una vez empieza a meterme rollo pajero: que las piedras son tan finas que el artista muchas veces se corta el dedo y hasta queda su sangre en su obra y que esas cajitas que estoy viendo son mis masterpieces más caras, pero estas otras también puedo recomendarle, mire el precio, qué bueno. No las veo tan diferentes que otras que cuestan 10 veces menos en otros lugares, pero yo qué sé? Son bonitas y si ellos fueran menos pajeros talvez hasta les compraba algo. Me quedo leyendo en el lobby. Un chavo mal toca el piano, inaugurando su rendition flawful de Oh, think twice, it's just another day for you and me in paradise... mientras unas turistas hablan sobre una documental que están viendo en National Geographic y otras se quejan del polvo que respiraron hoy lleno de m..... (así lo dijo la turista española) y todos sipping cool cocktails y comiendo un rico buffet (falto de sal y chile) mientras afuera pasan vacas, monos, mulas, tuktuks, gente en bicicletas, a pie, y en elefante, todos al borde de la miseria. A modo de dinner entertainment, un chavo vestido de blanco con cascabeles en los tobillos da vueltas y vueltas al compás de un cassette de música hindú. Es extraño, nadie le para bola, ni uno de los turistas españoles ni gringos ni nadie. Se vé un poco fake, pero... es porque todo el tiempo tenés la impresión que te están engañando y probablemente lo están haciendo. Además es parte de esta otra realidad, este hotel remanso en medio de la locura de Agra.

Wednesday, February 6

Duele Delhi

Todo lo que te han dicho de la pobreza no te prepara para verlo. 17 millones de habitantes, bocinando, caminando a media calle, montados en rickshaws (tuktuks o autos) verdiamarillos, hablando por el celular, serpenteando en sus pequeños carritos. Haciendo lodo, basura, humo, bulla, bulla, bulla. Wikitravel dice de Delhi: an endless low-rise sprawl of suburbia and slums. Alquilé un carro y un guía privado por 4 horas (lo llaman el plan 4/40, 4 horas, 40 kilómetros) y costó 2,500 rps. Unos $60. Pero para mí, valió el precio. Ni loca me iría caminando por la calles del románticamente llamado Old Delhi. La miseria mas mísera aparece cuando ves docenas de sacos (uniformes) que una vez fueron blancos cuidadosamente colgados uno tras otro en el cerco que divide una vía de la otra, es decir a media calle, secándose. "Laundry service", me dice Moti Bhatia, mi guía, gordo y bajito y el ojo izquierdo cerrado y enjuto y continuamente eructa fuertemente y se queja, o dios, om om. Gente viviendo en callejones de lodo, arrastrando carretones con cosas, una familia de tres alrededor de una fogata al lado de un basurero, ventas de comida en el suelo, hombres shuquísimos con turbantes acuclillados cocinando, es el mercado de verduras, sólo hombres, más callejones sucios, intimidantes, cantidades de motos y tuktuks pitando, cabras con sweaters (sí!) rojos o negros y cochísimos, más callejones... en la parte más upscale, venden pedazos de carros, desde llantas con todo y aro reluciente, sillones, bumpers. Más comida, chuchos, vacas y callejones shucos. La mezquita más grande de India, Jama Masjid, un gran patio abierto, lleno de charcos, ensuciado por palomas donde uno tiene que caminar descalzo. Pasamos al Red Fort de Shah Jahan (por fuera, a Moti le incomoda entrar) habitado por enormes cuervos negrigrises malencarados. A la tumba de Humayun entro sóla (Moti se considera muy viejo para caminar tanto) y me entretengo observando un mangoose y las pericas verdiazules y halcones en cantidades y los chipmunks residentes y turistas de todo tipo incluyendo dos gemelos que se toman foto tras foto. India Gate, el Mall donde acaba de parade Monsieur Sarkozy, el palacio de gobierno, y enfrente cuatro monos subidos en la pared, jugando en una fuente (They are a nuisance, dice Moti). Al lado del mejor colegio de Delhi, un asentamiento absolutamente miserable. Moti me pasó a una tienda de artesanías, olorosa a perfumes donde todo seguro valía 10 veces el precio. Yo ya le había dicho que no quería comprar nada, pero necio, igual salió incrédulamente trompudo porque no compré nada, y los de la tienda más trompudos todavía, aunque desde que entré les dije que no compraría nada, nada, nada. Agruras. Punto final, Birla Mandir, el templo hindú dedicado a la diosa Lakshmi y su señor Vishnu; en cuyo Geeta Bhavan (salón de la mitología hindú) un monje se acercó y sin preguntar me amarró repetidas vueltas de un hilo rojo en mi muñeca derecha, igual a Moti, y luego le tendió la mano. Moti le dio unas cuantas rupias de propina.

Regresé abatida al hotel. Por la tarde CASI no voy al templo sikh, pero me encontré con el Sr. Singh de la agencia de viajes que iba saliendo en el busito del hotel y me ofreció jalón y bueno, pensé, es mi destino (!) y acepté, y además Frommer's recomienda visitarlo, porque, dice, el Bangla Sahib Gurudwara es el principal templo sikh de Delhi y tiene una atmósfera "warm and welcoming." Me quedé un rato frente a la entrada, observando. Entre la gente que pasaba, algunos tocaban el suelo frente a la entrada y luego se tocaban la cabeza. Allí empecé a sentirme que entraba en otro mundo. Acogiéndome a Frommer's, me decidí y me dirigí al "efficient shoe deposit", donde dejé mis Merrell's y calcetas, y obtuve "a scarf to cover your head (both free)". Así, descalza, pasé por una canal bajita, llena de agua y ya con mis pies mojados e inculturados, seguí por la alfombra roja hasta la entrada... a diferencia de cualquier otro lado, sí me sentí tranquila, me senté a observar, y aunque no entiendo el simbolismo, traté de absorber lo que ví: la pequeña cúpula dorada, el plumero rosa en constante movimiento en las manos del hombre barbado; la mujer cantando a todo galillo acompañada de un teclado de dos octavas; los marigolds que la gente besa y/o se lleva a los ojos; los relojes grandotes en las columnas; las gradas de madera que llevan al techo talvez; la cama rodeada de paredes de vidrio que la gente vé y toca con devoción; y el hecho que pude estar un rato observando sin llamar la atención [Fotos forbidden pero obtuve esta en Flickr y sulekha.com]

La tranquilidad no me duró mucho. Me fui en tuktuk al Pragati Maidan (centro de convenciones), pero el chofer paró del otro lado de la ancha y loca avenida y se negó a dar vuelta en U para dejarme enfrente. Talvez no debería haberle pagado... logré cruzar ilesa (flechita celeste abajo en al plano) y entré por 10 rps. Libros, stands, lo típico; me gustó el de Academic Foundation y hubiera comprado más ítems para la biblioteca de TSS si lo hubiera planeado, pero me conformé con Reviving the Invisible Hand de Deepak Lal. Al salir ("?" celeste arriba en el plano) me encontré con el tráfico caótico de la noche, logré un tuktuk, me regresé al hotel, fui a cenar a Chor Bizarre (not the big deal) (el taxista insistió en esperarme) y de allí al Ashok (logré convencer al taxista de que se fuera). Todo esto fácil de decir, pero requiriendo de negociaciones y pláticas medidas para evitar presiones u ofertas de servicios extras. Fue un gusto volver a ver a Puneet y aunque andaba muy ocupado (la prensa, cámaras, lleno completo, schmoozing a morir), platicamos un rato y conocí a su esposa, Shabnam. El club, "STEEL/F Bar and Lounge" aka "f" (como en el logo de cristalitos de Swarovski que me pegaron en la mano al entrar) les quedó nave, luces, un bar de diseño moderno, servicio excelente, margaritas hindús muy buenas, en fin, una fiesta digna de disfrutarse más, pero me faltó Rodrigo para celebrar juntos y en grande (qué coincidencia) en esta noche de su cumpleaños, hubiéramos bailado toda la noche... felicidades desde Delhi!

Tuesday, February 5

India Wins Again!

Per schedule, deberíamos haber estado en puerto a las 8:00. Pero anoche avisaron que no habría lugar para doquear hasta "3 ó 4 horas" más tarde. Esperamos fuera del puerto hasta las 10:00, entramos y doqueamos, bajaron las gradas y en ese momento, los del puerto decidieron que siempre no, que moviéramos el barco otros 25 pies... así que a traer al remolcador (costo estimado $7K adicionales), desamarrar, mover, y volver a amarrar, haciendo clavito para que no cambiaran nuevamente de opinión. Quedamos frente a un parqueo lleno de unos 300 mini-Hyundais listos para exportar a Suecia, Reunión, Holanda y otros países.

"India Wins Again" es la expresión que nos enseñó ayer Christy, y ya empezamos a entender su verdadero significado- sobre todo en término de obstáculos inesperados:

1) Migración: subieron unos diez oficiales de migración con sus familias. Se comieron su almuerzo, se tomaron fotos en todos lados, parecían turistas, y dos horas más tarde, aún no habían terminado de procesar los pasaportes. Mientras, ocho de nosotros esperábamos con ansias porque teníamos vuelos a las 16:00. Pat, TJ y la crew purser lograron que nos dieran prioridad y salimos corriendo del barco como a las 14:30.

2) Controles: de un sólo nos vimos acorralados por taxistas ofreciendo sus servicios por sumas exorbitantes. Negociamos, según nosotros a una cantidad razonable de 300 rupias por cabeza. La primera parada fue en la garita de la salida, donde un pacienzudo oficial hindú copiaba todos los datos de la tarjeta de desembarque de cada uno y nos hacía firmar.

3) Tráfico: éramos cinco en un pequeño busito, y nuestra primera experiencia con el tráfico hindú fue intensa, es un caos total donde todos orgánicamente logran el objetivo de rellenar hasta el último pie cuadrado de la calle, eso sí, mientras van a la mayor velocidad posible, tocando la bocina y dependiendo totalmente de sus frenos. Nicole, una estudiante ya mayor, le insistía al taxista que teníamos un vuelo en una hora y él feliz aceleraba más todavía. En fin, llegamos justo a tiempo a hacer checkin.

4) Chequeos: para el chequeo de seguridad había una cola especial para LADIES. Tras una cortina, la cachan a una y/o le pasan un detector de metales por todos lados. Sellan el boarding pass dos veces en señal de aprobación. Todas las maletas pasan por rayos X y también les ponen etiqueta y sello de OK. Para subirse, vuelven a revisar tres veces el boarding pass y los sellos de seguridad. El vuelo, sin inconvenientes, me dormí...

5) Transporte: al llegar, empieza otra vez la locura, a la salida, unos 100 hombres con letreros esperando pasajeros, y una variedad de freelancers en acoso. Prepagué un taxi y me tocó un Ambassador en bastante buen estado, pero el chofer no hablaba inglés - o no quería hablarme. Se tiró con furia a la carretera, entre miles de carros, camiones, tuk tuks y carretas, inaugurando un nuevo carril en el hombro izquierdo de tierra, con las ventanas abiertas y la gran pitadera y escapes a chorro. Una hora después me dejó en mi hotel. Llamé a Puneet, y quedamos que mañana llego a su Club. Welcome to Delhi!

Monday, February 4

Seguir a flote

4 de febrero, en Guatemala, otro aniversario del terremoto de 1976. Adelaida me manda un abrazo interoceánico, contándome que en el club de lectura de 12 a 1 están leyendo El Marino que perdió la gracia del mar, de Yukio Mishima, cuyo personaje, Ryuiji, detestaba la inmovilidad de la tierra, las superficies eternamente inalterables. Y me pregunta si mi "vocación por el mar venía del hastío por la tierra o por el anhelo del viaje". (Sería por ambas dos? Como dijo Lennon, life is what happens to you while you're busy making other plans.) Y se despide con, "La biblio sigue a flote."

Para preport, el Padre Mathew Chandrankunnel (Father Mathew, global scholar, católico), trató de compactar la historia hindú en hora y media. Resumió el Ramayana. Y el Mahabharata, en especial el Bhagavad Gita que, dijo, enfatiza el actuar sin buscar ciertos resultados, con dharma (righteousness), artha (wealth), kama (pleasure), y moksha (liberation). Habló de Ashoka, quien apoyó el budismo, aceptó la no-violencia, y creía en la verdad. Y de Akhbar, quien movió la capital de su imperio de Agra a una nueva, Fatehpur Sikri. Hoy, dijo, la India, tiene 28 estados, donde se hablan 25 idomas y 300 dialectos, hay 367 universidades y 500,000 profesores y 300 millones de hindúes viven en la pobreza. T R E S C I E N T O S M I L L O N E S!

Entre las precauciones para viajar en la India: no acepten bebidas de extraños; fijen precios antes de usar un servicio; no se dejen engañar ni obligar a comprar nada, y si duermen en un tren, no se quiten los zapatos o amárrenlos junto con sus valijas... siempre he tenido cierta ansiedad de enfrentarme con la inmensidad de la India, pensando que debería prepararme e ir con alguien más... y while I was making other plans, estoy ya casi allí.

APp.

Sunday, February 3

Treinta minutos: Maahi Ve!

El navigational officer anunció que a la noche "ship's time will be retarded by thirty minutes," es decir, cambiaremos a la hora de Chennai, lo cual era de esperar. Pero por qué 30 minutos? Lo mismo me pregunté cuando estuve en Uluru (1:30 horas atrás de Sydney). La mayor parte de países usan una zona que "caza" con la hora solar de la región. Eso funciona bien en países pequeños (como Guatemala) y que están smack in the middle of the time zone (como Guatemala.) En el mapa de zonas horarias se puede ver que Canadá tiene territorios en 5 zonas y media, definidas maomeno siguiendo los meridianos pero también las divisiones geográficas y estatales, mientras que otro país inmenso, la China, tiene en teoría 5 zonas pero, por decreto, todas usan la misma hora. Hay decisiones que parecen arbitrarias, por ejemplo, Nepal va 15 minutos adelante de la India y hace dos meses, el gobierno de Hugo Chávez atrasó la hora de Venezuela por 30 minutos. Para nosotros, aunque sea media hora, es bienvenida, pues es un rato más para dormir o para celebrar: tuvimos el show intercultural con tema ASIA, y la gran final fue un baile tipo Bollywood, al ritmo de una canción de la película "Kal Ho Naa Ho", muy popular, y la melodía superpegajosa! [De hecho, me pasé dos días con el sonsonete en la cabeza...] La pueden oír en BollyFM.net o verla en YouTube y dice así:

Maahi ve maahi ve, that's the way maahi ve ...
Everybody sing soni soni aaja maahi ve [golden one, come my friend]
Everybody sing soni soni aaja maahi ve, that's the way maahi ve

La mezcla de hindi con inglés la podríamos llamar... Hinglish? El inglés era visto como el idioma de la colonización, pero Gandhi lo encontró útil para consolidar una nación donde se hablan más de 30 idiomas diferentes. Por supuesto, era inevitable que surgiera una forma localizada de usarlo. Según el escritor Baljinder K. Mahal, en el Sur de Asia hay hoy más angloparlantes que en Inglaterra y Norteamérica juntas, así que esta mezcla de inglés con hindi, urdu, punjabi, etc. puede muy pronto ser la forma de inglés más usada en el mundo. En la foto, Cody (camisa roja) y Adrina (a su derecha), ambos asistentes de la biblioteca, que participaron en el show. Estuvo bien!