Saturday, November 24

Día 80 - Sydney/Tasman Sea

Please walk on the grass.
Advertencia en la entrada del parque The Domain, en Sydney.

Otro vez madrugando! El backstage tour del Sydney Opera House (SOH) empezó a las 6:45 en punto. Nuestra guía, Romayne, nos explicó que a esta hora es menos probable que haya artistas ensayando, y que por lo tanto es más seguro que podamos entrar a todos los auditorios. Lo temprano también explica por qué éramos sólo seis :-) Romayne nos pidió NO tomar fotos, "unless you are invited to do so."


Empezamos viendo las bodegas debajo del Opera Theatre: cables eléctricos, luces, zapatillas de ballet (usan 30,000 pares al año) y por supuesto, los props. Ya tienen armados y listos la chimenea, árbol de navidad y candelabros para El Cascanueces, que empieza la otra semana. El escenario está dividido en cuatro plataformas, dos de las cuales bajan hasta el nivel de la bodega, allí ponen los props, suben la plataforma, y listo. El orchestra pit es pequeño, tanto así que la sección de vientos la tienen cercada con vidrio para no dejar sordos a los demás músicos, y los de percusión están tan refundidos que no logran ver al director más que vía televisión. El escenario es también más pequeño de lo que uno pensaría: 12m x 25m y con muy poco espacio lateral. Aquí sí nos invitaron a tomarnos fotos, pero sólo de espaldas al "público". Cuando hay función, los mechs (mechanists) están pendientes de que toda la escenografía marche bien. La persona encargada de coordinarlos controla todo desde un tablero, al cual llaman "flight desk" - y según Romayne, casi siempre esta persona es una mujer, por sus "multitasking abilities".

De vuelta en los sótanos, pasamos camerinos comunes y otros más especiales (como el de director de la sinfónica, con piano y vista a Circular Quay), oficinas, staging areas para el Concert Hall y para el ballet, salas para repasar (como la de la foto), pasillos bajo los escenarios con sus "trapdoors" para subir props y actores al escenario, y graditas que llevan a los diferentes niveles de luces. Vimos el "kissing wall", una pared donde las niñas de un coro, fascinadas porque su presentación salió bien, le dejaron besos al teatro; así se quedó y aparentemente, otros siguen agregando besos, cuando todo va bien. También visitamos el Studio (un teatro pequeño totalmente reconfigurable) y el Drama Theatre. En el Concert Hall estaba ensayando un coro. Y terminamos con un desayuno completo en la cafetería llamada Green Room, donde come el staff y tiene una vista muy bonita del puerto. Aprovechamos a resolver dudas con Romayne. La ópera y el ballet residen aquí? No, el SOH no tiene compañías residentes, sólo provee el espacio para montar obras y todos pueden aplicar. Todas las funciones se llenan? Sí, pero a veces todavía se consiguen uno o dos tickets el día antes. La operación deja ganancias? Maomenos, no deja pérdidas y hay empresas que patrocinan buena parte. "SOH es para todos los australianos y visitantes como ustedes, para que vengan a disfrutar de las artes... la entrada, con sus graderíos estilo pirámide maya (!) invitan a entrar, olvidar la vida diaria y transportarse y disfrutar."

De allí, aunque estaba lloviznando, pasié un rato por el Domain, un parque de aprox. 1.5 km2, que incluye al Royal Botanic Garden. En la entrada, me encontré con el rótulo de rigor, pero de contenido inusual: "Por favor camine sobre la grama. También le invitamos a abrazar los árboles, hacer picnic en la grama y hablar con los pájaros (pero por favor, no les dé de comer)!" Desde hace varios años, los veranos han sido muy secos y calientes, y en esos meses la grama se marchita y se seca. Pero la cuidan bien y siempre se repone, está perfecta. Ah, la letra menuda del letrero prohibe jugar golf, cricket, acampar y subirse a los árboles :-) Todas las plantas están claramente identificadas: desde pacayas hasta pinos de Nepal y hierbas medicinales asiáticas.

Los animales son otro tema. Las nubes de periquitas australianas, aunque gritonas, parecen no molestar a nadie. La precaución de no darles de comer es para que no se salgan de control. Ni muchos ibises había. Pero los murciélagos (fruit foxes) destruyen los árboles y sus frutas, y son considerados una peste sin solución. A pesar de lo simpáticos que se ven de lejos. Por supuesto, para mí son novedad, y hasta video les tomé.


Me encontré algo totalmente inesperado. Una pirámide de vidrio, obviamente un invernadero, y afuera, escrito en arbustos recortados, las palabras "SEX + DEATH" (Sexo y Muerte). Intrigada, pagué la entrada ($4.40) y entré a la colección más grande de plantas carnívoras que he visto en mi vida - y no plantitas chiquitas y tímidas, sino canastonas colgantes de Nepenthes sanguinea, fusca, y emayi, cada una con docenas de copas atrapamoscas. Y además, orquídeas siniestras, como la "Dracula vampira Bela Lugosi", cuya flor aparenta ser un hongo. Esto atrae a ciertos insectos que ponen allí sus huevos. La orquídea sale ganando, porque estos insectos la polinizan -- pero las larvas se mueren de hambre.

Y finalmente, llego a otro producto maravilloso de la civilización ozzie: la biblioteca estatal, "State Library of New South Wales." En la sala de lectura Mitchell encontré a cinco estudiantes de TSS. No usando libros, por supuesto, sino conectados a Internet con sus laptops. Y en el área de referencia general había unos diez más, también aprovechando el wireless. Mientras ellos chatean y bajan papers de las bases de datos, yo me divierto viendo libros y mapas antiguos de la Heritage Collection. Uno de los libros en exhibición temporal es un muestrario de "tapa cloth", tela hecha de fibras de morera, que usaban los isleños, y que fueron llevadas a Europa por el mismo Capitán Cook. El muestrario fue publicado en 1797. De las 45 copias que se conocen, cinco están en esta biblioteca, y de estas, dos tienen la encuadernación original. A la derecha, foto de una muestra, que copié del catálogo de la exhibición. Ver dos ejemplares de este libro fue el highlight de mi visita a la biblioteca.

De allí, busqué un supermercado para aprovisionarme de pan, fruta, arenques ahumados, etc., lo necesario para mantener contentos cuerpo y espíritu durante los 13 días de aquí a Shanghai. Salimos del puerto as per schedule... pero qué suerte haber conocido esta ciudad, donde la actitud es: vengan, disfruten, aprovechen nuestros teatros, parques, playas, bibliotecas, pásenla bien!