Sunday, March 2

Vincicleteando

La descripción del tour prometía un paseo en bicicleta por el wine country, disfrutando del paisaje y asistiendo a wine tastings locales. Sonaba bien relax, así que salimos muy contentos, Nancy y Lowry (profesoras), David (profe) y su esposa Elizabeth, Kim (shorex), Nicole (estudiante mayor) y yo. Cuando llegó el busito, nos sorprendió ver que jalaba un trailer lleno de bicicletas de montaña, y empezamos a sospechar que la cosa no iba a ser tan suave. Elizabeth lamentó que fueran bicicletas unisex, porque ella se esperaba una de mujer, seguro con canastita al frente con los quesos para el picnic y un baguette y un ramo de flores, como si fuera el sur de Francia ;-) Alexei, nuestro guía, muy amable y práctico, nos aseguró que iríamos a un ritmo tan lento o rápido como quisiéramos.

Primero manejamos aprox. 50 km hasta Stellenbosch, una región vinícola establecida en 1679 y famosa por sus vinos tintos. Alexei nos pasó por el campus de la universidad, muy pintoresco. Tiene un excelente departamento de viticultura. Lástima que para estudiar allí tendríamos que aprender afrikaans, aunque si uno sabe alemán dicen que no es tan difícil. Pasamos Distell, una cooperativa regional que produce vino en cantidad. Y llegamos al parque de Jonkershoek, que significa la esquina del joven, nombre que le queda cabal. Alexei ajustó el sillón y timón de mi cicle, todos probamos bien las velocidades, los frenos, y salimos muy decididos. El camino era de tierra, el aire delicioso, el solito empezó a quemar pronto, el paisaje muy impresionante, sobre todo porque uno se lo gana sudando, montañas azules, pinos, y al borde del camino, proteas, la flor nacional de SA. Alexei nos iba siguiendo con la van, llevándose a los que se fueran rajando. Aguanté hasta el mero final, así que sí me ha servido pedalear a diario en el barco! En total fueron 10 km en tierra, la mitad de sufrida digo subida, y de allí de deliciosa bajada, lo cual sí me dejó disfrutar más del paisaje.

Después de un breve receso, nos dirigimos a la vinería Lanzerac, no muy reconocida pero muy agradable, y perfecta para probar uvas frescas (aquí la cosecha es de enero a abril), almorzar (una variedad de ensaladas) y catar (tres blancos y tres tintos). Stellenbosch tiene fama de producir los mejores vinos tintos, así que me limité a probar el Shiraz (como le llaman aquí al Syrah), un clásico (mezcla) y mi favorito, un Merlot de buen precio: 89rand (unos Q80) la botella. Seguimos hacia el valle de Franschhoek, la esquina de los franceses o valle de los hugonotes (se establecieron allí en el siglo XVII), donde según el mapa de la asociación local, hay 43 vinerías y cero elefantes (en 1850, vieron partir al último.) Bicicleteamos otros 10 km, entre viñedos y montañas, ganándonos así el segundo wine tasting del día. Grand Provence tampoco es una de las bodegas consideradas como "top", pero es fairly fancy: además de un bar agradable (100% dedicado a sus vinos, 10 rand o menos de Q10 por copa), tienen un restaurante muy elegante donde celebraban un casamiento, y una galería de arte moderno. Esto de los vinos es tan culturalmente correcto! Me gustó un Shiraz, y además, me gustaron las copas con las iniciales (GP) así que adquirí el "juego": una botella y una copa para alguna ocasión especial futura. De allí de regreso a CT, para una cena temprano y dormir 10 horas para reponernos ;-)