Saturday, March 1

Good Hopes

"The expansion of the military is the ultimate expression
of political and economic power."
-David, profesor de TSS

Subir a los barcos de la marina alemana fue más sencillo que subir a un visitante al Oceanic II. Ni cartas, ni permisos por adelantado, ni nos pidieron identificación. Sólo pasamos por un detector de metales y las bolsas por una máquina de rayos X, y fuimos subiendo en grupos de 20, por un andamio especialmente armado (foto, tomada desde mi ventana ayer) hasta la cubierta de la EGV Berlin.

EGV Berlin tiene como propósito abastecer a otros barcos (de allí lo de Einsatzgruppenversorger) de combustible, alimentos, municiones y otros suministros en altamar. También puede recoger y almacenar basura y otros desperdicios. De esta torre cuelgan las mangueras para pasar combustible o agua a otro barco. Un oficial nos explicó que los amarres deben mantener cierta tensión todo el tiempo, lo cual es difícil lograr cuando el mar está picado. También tiene un hospital con 45 camas y dos salas de operaciones y espacio para dos helicópteros. Sólo hay dos barcos así en la marina alemana, Berlin y Frankfurt am Main. FGS (Fregattengeschwader) Hamburg y FGS Köln son fragatas de combate, bien armadas, y la esperanza es que no haya que usarlas...

SAS Amatola es una de cuatro fragatas (ellos las llaman corbetas) "Valour Class" construidas en Alemania para la marina sudafricana con el objetivo de "restaurar la marina con una nave combatiente en superficie." Cada una lleva el nombre de una batalla significativa en la historia de SA: Amatola es la región montañosa donde los ingleses se enfrentaron a los xhosas, quienes mostraron brave defiance against overwhelming odds. El folleto que me dieron al subir también resalta que estos son los primeros barcos de guerra en los que se usó soldadura láser, los primeros con propulsión a chorro de agua por turbina de gas, y los primeros en tener escapes totalmente horizontales para sus motores. 121 metros de eslora, 9 cubiertas, velocidad máxima de 30 nudos. Una variedad de armamentos, incluyendo 8 Exocet SSM (foto), 16 Ketron SAM, y un "LIW 35 mm twin dual purpose gun" en la popa. La citadela (con el puente, crew quarters, etc) puede cerrarse herméticamente y aislarse en caso de contaminación química. Nuestro guía nos llevó hasta el puente y nos explicó los sistemas de control de navegación y comunicaciones. La estructura en forma de X, nos dijo, lo hace "stealth", pues reduce la "infrared signature", logrando que aparente ser una nave más pequeña en los sistemas de radar. Me impresionó lo nítido que está todo, limpio y ordenado.

Por la tarde, partí en el ferry a Robben Island (RI). Saliendo del puerto, pasamos cerca de los mencionados barcos de guerra (que esperan de ser los más grandes, rápidos y fuertes, como dice el folleto de Amatola: to fight at sea, win at sea, and be unchallenged at sea) al lado de nuestro Oceanic II (esperanzas de consenso y humanidad, como dice nuestro slogan: experience a world of difference.) RI es el símbolo de la represión del diálogo entre razas: aunque allí hubo hospitales, correo, pescadores, bases militares, etc, es más conocida por ser la isla-prisión usada durante la época del apartheid para aislar agitadores políticos. Mandela la volvió museo con la esperanza de que sea un modelo para la reconciliación. UNESCO la declaró Patrimonio Mundial. Ahora, es tan popular la visita, que se mantiene llena y hay que ir a comprar la entrada varios días antes.

La primera parte del tour lleva 45 minutos y es simplemente sentarse en un bus e ir viendo la isla desde allí. Pasamos por el cementerio de los leprosos, de cuando aquí había un sanatorio parellos. Pasamos por la casa donde Robert Sobukwe, fundador del Pan Africanist Congress, que vivió en aislamiento total por varios años. Pasamos por el faro y las playas y los cañones que permanecen funcionales desde la WWII. Pasamos por la villa de los guardias y la pequeña iglesia, donde hoy día se celebran matrimonios en fechas como el 14 de febrero (por qué alguien querría casarse en una isla prisión, no me lo explico.) Pasamos por la cantera donde Mandela y los demás presos políticos trabajaron años y años forzadamente sacando cal. Llegamos a la prisión y nos bajamos. Nuestro guía, un ex-prisionero, nos recibió con "great pleasure" y nos dijo "You are also free to ask questions - but not difficult questions." Nos llevó hasta las celdas comunes y habló sobre los años que pasó allí. Su narrativa sonaba bien ensayada, y me pareció algo cansado de repetirla paciente y deliberadamente, una vez más. Terminamos frente a la celda individual donde Nelson Mandela pasó 18 años. Este, el supuesto highlight de la visita, fue un anticlímax, por dos razones. Una, que dicha celda es igual a todas las demás (por supuesto) y desde ese punto de vista, no tiene nada especial. Y dos, por el comentario del guía: "You may stay here and take pictures. Take your time but don't take mine." Y salió hacia la puerta, donde nos despidió. Suena bien la idea de que los antiguos presos, liberados, hayan vuelto por voluntad propia a la isla, para guiarnos y educarnos a quienes llegamos hoy allí por primera y probablemente última vez. Aunque leí algunas quejas (que ganan poco, que no les dan un porcentaje de los ingresos de los tours) también encontré comentarios esperanzados de que el ahora museo contribuye a la armonía en la nueva nación sudafricana. Saber cómo lo verá realmente este ex-preso político. Regresamos lentamente (más de una hora) en el ferry, tiempo de sobra para disfrutar de una vista fantástica de las montañas, el puerto, y un mar calmísimo y un cielo perfectamente azul.

Cené un sampler de comida sudafricana, acompañada de la mejor vista del puerto y leyendo el artículo de portada Bush in Africa en la Time de esta semana. En resumen, dice Bob Geldof, Bush ha iniciado buenos proyectos en Africa, pero tiene un problema de marketing y de imagen. Me quedé viendo la puesta del sol en Lido. En la cubierta de Berlín tenían una recepción bien concurrida. Nomás se puso el sol, apagaron las luces, todos los asistentes se callaron, entró en silencio una larga fila de marineros con antorchas y rodearon la cubierta, tocaron el himno sudafricano y el himno alemán, bajaron las banderas y se las llevaron a guardar.


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Posdata: el ejercicio en que estaban participando estos barcos se llamó Good Hope III, pero eso lo supe hasta mucho después, a través de un video posteado en el sitio de la Marina de SA. Me parece una coincidencia genial que, en el fondo, sale nuestro barco justo cuando hablan (en afrikaans, pero se medio entiende) de que hubo discusiones a bordo sobre eliminar (?) obstáculos que aún existan en la transformación en cuanto a raza y género. Entiendo que mejorar la comunicación elimina obstáculos y logra mejor trabajo en equipo, espero, en paz.



AP.