Thursday, October 25

Día 51 - Blue Day #10


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Efecto de luna llena? O mitá del viaje, y como dijo una estudiante, hoy sesión 10 de 20, de aquí en adelante todo va parabajo? Hay parejas de staffers, que al principio del viaje se veían felices, y que ahora andan alejadas. Tenemos vegetarianas alegando de la calidad del tofu, con razón. Profesores quejándose de que el agua no la toman porque les da alergia, que los niños no leen, y que ya les toca hacer y calificar parciales. Mi propia colega me deja notitas, irritada, desaparece y se retira a "hibernar" en su cabina. Relaciones humanas que empiezan a degradarse, entre niños y entre adultos; chismes jugosos e irrepetibles. Quejitas y quejotas. Como si esto fuera a durar para siempre y eso nos diera miedo... o será que el humano tiende a buscar problemas?

Take Tahiti, the pacific paradise. Cuando el capitán Samuel Wallis llegó allí en el HMS Dolphin, en 1767, iba casi muriéndose por la falta de agua y comida fresca. Los tahitianos salieron en sus canoas, de inmediato, con gran curiosidad, y aunque nunca antes habían visto ese tipo de barcos ni ese color de humanos, según el autor Trevor Lummis, empezaron a intercambiar comida por clavos y hachas. Herramientas que no conocían, pero cuyo valor apreciaron de un sólo: sus canoas, de 60 pies de largo, las sacaban de troncos masivos, a pura piedra y concha. En fin, la historia es mucho más compleja, pero viene esta parte interesante, la del nativo bueno e incorrupto - bueno, eso también es relativo desde dónde uno lo vé. Las tahitianas, desde un principio, salían a la playa a poner "en tentación" a los marinos. Esto era perfectamente normal en su sociedad, muy hospitalaria, sin ninguna ironía. Así como alimentar a los necesitados, trabajar poco pues la tierra les daba todo en abundancia, y mantener baja la cantidad de pobladores a propósito por medios extremos, como el infanticidio. En 1797 llegó el primer barco de misioneros europeos, y como siempre, las tahitianas salieron a su encuentro, pero se quedaron amazed and bitterly offended cuando estos hombres (cristianos a la antigua) las rehusaron, después de tantos meses en el mar. Tampoco quisieron tocar la comida que les llevaban ni intercambiarla como habáin hecho todos antes, porque era domingo, día de no comerciar. Ese fue el primer choque, pero fueron años de años durante los cuales los misioneros fueron trabajándolos, inculcándoles la idea del pecado y el castigo. Esto y la influencia política y económica cambió completamente el estilo de vida paradisiaco de Tahití.

Aunque ahora Tahití es un paraíso turista muy diferente, y aunque seguro Papeete es una ciudad con sus tristezas y amarguras, tengo muchas ganas de verlo. Nuestro barco, paraíso miniatura, pero a ratos despreciado por algunos, incomprendido por otros, sigue rumbo para allá, y yo, aprovecho que hay un talent show concurrido por la mayoría de la comunidad para meterme a Internet y postear esto!