Friday, October 26

Día 52 - Green Day #10

Shake, rattle and roll!
Rock, rumble and roar!

6:04. 10.0˚S. 121.9˚W. 255˚. 17k.
19:48. 11.1˚S. 125.8˚W. 256˚. 16.4k.


Cuando el sea condition is rough, todo se mueve en todas las posibles direcciones todo el día y toda la noche. Vibramos, "rolamos" por las olas que nos pegan paralelas al barco, y pitchamos arriba a abajo de la proa a la popa. Chris, el profesor de Ghana, alto, grandote y super simpático, me llevó al frente del Starlight lounge para observar el horizonte y notar el tercer movimiento, yawing, que es de lado a lado y no tan obvio. Y de vez en cuando como que caemos de panzazo en una ola, y las paredes truenan, como torciéndose. Todo esto tiene efectos interesantes aunque difíciles de describir con palabras e imágenes estáticas. Primero, es casi imposible pesarme: la aguja de mi oldfashioned scale se queda en un sólo vaivén de lado a lado. Luego, en la biblioteca, los libros se van corriendo en los anaqueles, dependiendo de lo agitada que esté la situación, se caen. Igual que los racks de ropa en la tienda y cualquier vaso lleno left unattended. Los cajones de mi mesa de noche y el archivo de la biblio se abren y se cierran. El efecto por supuesto es notable en las piscinas, con su mini-oleaje salvaje, situación que debe ser similar dentro de las barrigas de muchos caras largas. Hay gente que se ha retirado a sus cabinas, clases vacías de estudiantes, muchos tomando dramamina y similares, gente que duerme todo el día, también, que no logra dormirse. Confieso que tuve suerte, desde que salimos de Guayaquil me fui acostumbrando y no me siento mareada, ya hasta se me quitó el sueño que tuve los primeros dos días. Me ha ayudado también seguir el consejo de Natalia (la enfermera que nos dejó en Ecuador) : don't eat as if you're hungry!

Claro que esto no es nada. Josh, el encargado de comunicaciones celulares, estuvo en el viaje de prueba del Liberty of the Seas, que tiene 19 cubiertas y capacidad para 6,000 almas. Me enseñó un video que tomó en el Mar del Norte, con olas de 40 pies, y llevando el barco con una inclinación de 15 grados por media hora, en círculos. Ah, eso ayuda a poner nuestros rough seas en perspectiva! O la historia de Marvin, el guanaco que es parte del crew, y que trabajó antes en tanqueros entre Canadá y Noruega: olas tan grandes, dice, que el barco cae al fondo de la ola y va tan empinado que la hélice queda en el aire, al caer se somata y si uno va caminando se queda en el aire, luego sube por la ola, llega a la parte más alta y empieza otra vez a caer, y así, por días y días. "Cuando nos decían que íbamos para Noruega, no nos gustaba. Esto no es nada!"

No me imagino cómo hacían los polinesios en sus canoas de 60 pies para ir de isla en isla. O los pasajeros del SS Normandie, que era famoso por su intensa vibración. O la tripulación de este barco en el Mar del Norte. Qué suerte tener a nuestro confiable Oceanic II, le estoy agarrando cariño :-)