Wednesday, October 17

Día 43 - Guayaquil/Pacífico

"No enviar los objetos obscenos o inmorales"
Instrucciones al usuario, en un poster de Correos del Ecuador.

Desperté temprano, desayuné, y me dediqué a escribir en mi blog. La mayoría de estudiantes y pasajeros andaban fuera, así que fue relativamente rápido y painless. A las 10 am, tomé el shuttle al centro, para hacer un par de mandados. Compré una extensión para la laptop y un sello en el correo. Había un grupo de unos 15 estudiantes de TSS, mandando cartas y postales, lo que prueba que no todo es email y chat :-) El policía que estaba cuidando del orden, regañó discretamente a una pareja bien joven que estaban muy abrazaditos haciendo cola, y mandó a la chica a esperar sentada a que atendieran al novio. Todo muy limpio, ordenado, señalizado, correcto.

Dentro del mismo edificio, hay un pasaje lleno de puestos donde venden tres cosas principales: copias de llaves, sellos de hule de todo tipo y tamaño, y rotulación de trofeos, letreros, y cualquier otro objeto grabable. Debe haber más de 100 puestos y todos ofrecen lo mismo! En teoría, debería ser conveniente para los compradores: todos bajo un techo, compitiendo por mi compra. Pero en la realidad, qué les impide ponerse de acuerdo y cobrar todos lo mismo, contal de vivir en paz...? Encontré que un "English Writer" llamado Daniel Wallace se ha preguntado lo mismo, en relación a los souks árabes. En las calles noté lo mismo: clusters de farmacias, clusters de tiendas de llantas, clusters de ventas de aire acondicionado, de farmacias (aunque hay destas por todos lados). Pero en el correo fue el único lugar donde ví organizado de manera "oficial" un mercado homogéneo, por parte del estado.

Pasé por el Museo Municipal para ver las cabecitas encogidas. Entré y la señorita me pidió mi identificación. "Se la devuelvo al salir." Escribió algo en su comput y me mandó a un salón. Interesante, objetos pre-coloniales del área. Terminé y cuando salí, alrededor de la comput había 5 empleados del lugar, no sé si chateando o jugando algo. Pregunté qué seguía, y me mandó a otro salón. OK, era la historia colonial de Guayaquil, pensé, bueno, talvez ahora ya me mandan donde están las cabecitas. Por dónde sigo? Ah... pues (casi "fíjese", pero aquí no usan esa palabreja) los demás salones están cerrados, porque estamos colocando unas estatuas para una nueva exhibición. Ahhhhhhh. Ni modo! Aprovecho a preguntarle a un señor que parece el encargado por qué exhiben un facsímil (bastante bien hecho, la verdad) del libro de actas de Independencia, en lugar del original. Me dice que antes exhibían el original pero se lo robaron, en 2002. Por suerte, apareció, y ahora no sabemos dónde está, pero entonces fue que hicieron esta copia para exhibir.

"Sigo" (como dicen aquí) para la 9 de Octubre, donde hago mi última compra de antojo: cinco botellas de Coca Cola, a 50 centavos cada una, en un supermercado inmenso. Y me voy corriendo a cachar el shuttle de regreso. A la tarde, sigo escribiendo, ceno, y salgo a ver la salida de puerto. El sol se está poniendo, y en Guatemala también, según me dice Rodrigo por teléfono. Entre dos remolcadores nos separan del muelle, y nos vamos. Yupi!!

Abro el LRC de 8 a 11, pero de las 13 personas que dijeron que venían a estudiar, viene sólo una, y es nuestra misma estudiante asistente...