Friday, September 28

Día 24 - Blue Day #6

The average man thinks he isn't. Anónimo.

6:44. 17˚9.55' N. 66˚11.44' W. 243. 11k.
Fue un día
normal onboard Oceanic II: los estudiantes en clases, reuniones regulares de trabajo, Internet en su lentitud habitual, cantidad usual de gente en la biblio, clima tropical tranquilo, good visibility y seguimos a velocidad media en dirección a la cintura de la Tierra.


La invitación para el evento du jour decía: "Join us for the First Ever Scholar Ship Hunger Banquet! An Oxfam Hunger Banquet is a simulation of global hunger which illustrates the inequality that exists throughout the world regarding food distribution. By raising awareness about an issue that transcends national borders and cultural differences, we will come together as a community to reflect upon the world in which we live and envision how to change it." A las 18:00, casi todos subimos al Lido Deck. Primero, los organizadores compartieron brevemente fotos e información sobre desnutrición a nivel mundial y cómo Oxfam lleva décadas tratando de aliviar tal situación. Luego, Arturo (today, aka Ché o Ché) pidió que cada uno tomara su lugar, de acuerdo con el ticket que recibió al llegar. Primero, un 15% de los asistentes (correspondiente al 15% de la población global que tiene ingresos anuales de más de $10,000) pasó a la parte superior del comedor, donde los esperaba una cena servida elegantemente y "nutritiva": sopa de garbanzos, pescado horneado, y postre. El 25% (o talvez oí mal y era 35%) correspondiente a la gente con ingresos entre aprox. $1,000 y $10,000, tenían cada uno una silla y pasaron al buffet a servirse arroz, frijoles y agua. El resto (60% y menos de $1,000 anuales) comieron lo que quedó del buffet, sentados en el suelo. El simbolismo quedó claro, aunque algunos lo llevaron al extremo, como la chica que llegó a las 10 pm a la biblioteca ya sintiendo el hambre porque no había logrado comer más que un poco de arroz, pero resignada a que más tarde se comería un pan que su roommate le había guardado. Otras dos estudiantes a las 23:00 ya desfallecían frente a las computs, pero bibliotecario preparado vale por dos granola bars :-) Los organizadores también leyeron pequeñas historias sobre cómo es la vida típica de las personas en cada uno de los tres grupos. A pesar del plaintive music que acompañó la comida, la gente la pasó bien, buen humor, lo normal. El feeling fue acentuado por momentos significativos, como cuando alguien de los de "arriba" le pasó parte de su plato a alguien de los de "abajo". Otra chica más pilas trajo una su ensalada para complementar su arroz con frijoles :-) Yo sí cené en Coral con otros aprox. 40 estudiantes y staffers que por una u otra razón no participamos en el evento, más los que fueron llegando después a terminar de comer. Oí varias opiniones: que el evento está bien para gente que no sabe nada sobre el hambre que hay en el mundo; algunos pensaron que comer sentado en el suelo con la mayoría del grupo fue una buena forma de físicamente realizar la gran cantidad de gente que vive con hambre; alguien decía que como sólo 1 de cada 3 personas tiene acceso a agua potable, ni agua les deberían haber dado; otros comentaron que les hubiera gustado una discusión más extensa o recibir más información exacta sobre el tema y que estaban motivados a conocer mejor la situación. Una estudiante contó que había participado antes en uno de estos eventos, y que antes habían ayunado 30 horas. Otro dijo que él no necesita de estos eventos porque conoce muy bien por experiencia propia lo que es pasar hambre.

Estuvo bien que la participación fuera totalmente voluntaria; también que agradecieran al equipo de Food & Beverage, pues para ellos significó cambiar totalmente su organización para servir dos tipos de cena. Pero IMO, la división "random" en grupos no refleja bien la realidad, e hizo sentir incómodos a los "suertudos" del 15%, mientras los del 60% se sintieron "solidarios" con la mayoría de la humanidad, y algunos del grupo intermedio se sintieron "culpables" de que no dejaron suficiente a los que comieron de último. Cada quien le dará a su manera seguimiento a los sentimientos que el evento les despierte, de alguna forma constructiva. La actividad también hace ver que no basta con regalar una parte de lo que uno no quiere o no necesita. "Qué hacer?" Hace años, oí decir al Dr. Hans Mark de la U de Texas que cuando él tuvo el privilegio de dedicar su juventud a estudiar ingeniería, se propuso crear oportunidades para otros, y que cualquier persona con un grado universitario debería ponerse como meta fundar una empresa y dar empleo a al menos 20 personas. Será normal esta forma de pensar? Seguro, TODOS los que estamos acá tenemos el potencial de crear oportunidades y riqueza para otros, si nos lo proponemos. Lo ideal sería ofrecer una actividad de seguimiento que pudiera despertar esa chispa (u otras chispas constructivas) y apagar cualquier rescoldo de cargos de conciencia - o incluso, de resentimiento. Porque, como dicen en Internet, average people talk about things, great ones make things happen.

[NB: después del Hunger Banquet, los estudiantes vaciaron el snack bar, me contaron que no quedó ni una galletita :-]