Nuestro madrugador vuelo de ClickAir nos pasó cerca de los nevados Pirineos. A las 8:15 llegamos al aeropuerto de Bilbao, tomamos un bus, y poco después ya estábamos desayunando una tortilla española, café con leche, y leyendo El País en un restaurantito del centro. Bajo la llovizna, caminamos un par de cuadras hasta nuestro destino, el Museo Guggenheim. Me sorprendió lo bien que "caza" este enorme edificio de diseño único en la esquina de Bilbao donde se encuentra: su se integra al río, se conecta al puente y al barrio vecino. En la muestra especial sobre Surrealismo vimos los diseños originales de vestuario de Les Présages (como lo ví en Sydney), el teléfono-langosta de Dalí (el surrealista más "célebre de España") y sus diseños de joya, ropa y hasta muebles, como el sofá en forma de labios de Mae West; los vestidos de Elsa Schiaparelli; la mesa con patas de pájaro de Meret Oppenheim; y la pintura que más me gustó, La Réproduction Interdite, de René Magritte. Irónicamente, www.magritte.com perdió permiso de mostrar la imagen de dicho cuadro en su website, colocando en su envez esta nota: Our contract with the "Succession Magritte", which has allowed us to reproduce images of René Magritte's work, has expired. We are sorry, but we are currently not authorized to reproduce his work. Interdite, indeed! Afortunadamente (para nosotros) aparece en n otros sitios fácilmente encontrables gracias a Google, demostrando que en el mundo de Internet es un poco difícil prohibir cualquier reproducción.
Afuera del museo hay una parada del Euskotran, uno de los sistemas de transporte público más modernos del mundo, que llevó 15 años de planificación y buscó una "perfecta integración en el entorno urbano". La foto muestra cómo el tren pasa "embutido en el césped", que parece una alfombra de flores de primavera, algo muy agradable y que no había visto en ninguna otra ciudad.
El resto del día lo pasamos con Parmeeta y Javier, excompañeros de LSE. Desayunando día a día con Parmeeta en Passfield, aprendí que en la India está bien comer con la mano (siempre que sea la derecha) y sentí de una forma cercana la terrible muerte de Indira Gandhi y la tragedia de Bhopal. Recientemente, hemos estado en contacto por email. Javier es ahora profesor de econometría en la Universidad del País Vasco y Parmeeta trabaja freelance en su especialidad, human geography. Tienen dos niños, pero esta vez no los vimos pues andaban de camping. Nos llevaron a lugares que nunca hubiéramos conocido sólos, como el mirador con una vista completa de la ciudad, el puerto viejo de Algorta (donde Javier intentó enseñarnos a contar en euskera... cantando Babilurau Babilurau); el molino de viento construido por un irlandés en los 1700s, y el sistema de graditas eléctricas exteriores en el Portugalete. Tampoco hubiéramos probado ciertas especialidades como las kokotxas (cachetes o pescuezos o similar parte del bacalao), ni las chirloras con café con leche, ni el rico tinto de Ribera del Duero Áster Reserva 2002 que Javier ofreció para acompañar la cena preparada por Parmeeta. Y talvez no hubiéramos pasado el río Nervión usando el Puente Colgante, que básicamente consta de dos torres y una estructura horizontal que las une y de la cual cuelga una cabina que va de lado a lado y que tiene capacidad para carros y personas. Fue diseñado por un discípulo de Eiffel, abierto oficialmente en 1893, cuando doña Isabel de Borbón se subió y cruzó el río siete veces (!) y declarado patrimonio mundial en 2006. Pero sobre todo, me dio un gran gusto volver a ver a estos buenos amigos, y espero que volvamos a tener el gusto de compartir tiempo con ellos!