Hoy llegó Rodrigo! Menelio fue por él al aeropuerto y lo trajo a Rodman. Hicimos su checkin con Florence, y listo, bienvenido de regreso :-) Tomamos el shuttle a Allbrook Mall, donde los precios son bajos y los marineros se dan gusto, al menos, probándose camisas nuevas aunque no las compren. Además, aquí es un buen lugar para tomar taxis al resto de la ciudad, ya que el barco sólo tiene dos shuttles: durante el día, a Allbrook, y en las noches, a Calle Uruguay. Dentro de Rodman no es fácil conseguir taxi, porque sólo ciertos dellos tienen el "privilegio" (textualmente dicho por uno del los mismos) de sacar pasajeros de allí, y seguramente por profit sharing (digámole así) el precio es más del doble de lo que cobraría cualquier taxi normalmente.
Nos llamó la atención el kiosko de "Intellectual Consulting", que es un nombre ingenioso para una mini-venta de libros, con anaqueles para que la gente pueda verlos y escoger con calma entre títulos que van desde libros infantiles hasta el Manual Merck, pasando por una "Enciclopedia de la Construcción" y el manual Chilton de automecánica.
De allí tomamos el taxi más barato del viaje: $1.75 a la Presidencia en el Casco Viejo, descrito en la guía Footprint como sigue: "an unusual combination of beautifully restored public buildings, churches, plazas, monuments and museums alongside inner-city decay which, after decades of neglect, is now gradually being gentrified." Allí está dicho todo, cabal.
Paramos en esta heladería francesa, donde nos quedamos un buen rato disfrutando de un excelente cono de vainilla y otro de pan francés y de la plática con la señora tica que nos atendió. Nos dio buenos consejos para negociar con los taxistas, y un tip importante: mucha gente sale a cenar a los restaurantes de porai, pero de postre se comen un helado allí y por eso cierran a las 11 pm.
En la foto, la casa de Rubén Blades, según nos gritaron al pasar varios peatones (free info!) Queda al lado del mar, a dos pasos del Teatro Nacional, conveniente para cuando dá conciertos. Lástima que el TSS no lo contactó, seguro le hubiera gustado pasar a conocernos y jammear con nosotros :-)
Seguimos camino silbando "te'stoy buscando América..."
En la Plaza de Francia observamos trabajar a un grupo de modelos quinceañeras. Al frente está justamente la Embajada de Francia, que según Footprint, "stubbornly refused to relocate during the years when the neighbourhod declined and is now one of the main focus points in the area's renaissance."
Pasamos un buen rato leyendo la historia del canal, escrita en grandes placas de cemento y bajo las estatuas de hombres importantes. Carlos J. Finlay, dice, descubrió la "transmisión del germen de la fiebre amarilla" en 1881, lo cual "es de especial significación para Panamá", porque sin esto, "la gran obra del canal de Panamá no habría podido hacerse sin ingente sacrificio de vidas." Y el busto de Fernando María Vizconde de Lesseps domina el redondel, como "creador del canal de suez" e "iniciador del canal de Panamá".
Después de strolling y gawking pasamos a la tienda de artesanías "El Farol", donde caí en el deseo y compré un Panama hat (sí ya sé que es ecuatoriano) para mandar a mi hermana y otro para mi mamá, y unas pulseras en forma de espiral, hechas por los Emberas, para que Rodrigo le lleve a mis sobrinas. Cenamos en Manolo Caracol (un tasting menu "80% de mariscos" según lo describió la mesera, muy rico, pero servido un poco a la carrera) y un pichel de sangría que me ayudó a caer plana toda la noche! Dos detalles más. El taxista que nos llevó se despidió de nosotros, pero allí mismo lo paró un posible cliente, se bajó, abrió el baúl, lo inspeccionaron juntos, el cliente dijo "OK" y se subió. Qué habrán hecho en la garita de salida? Y finalmente: a medianoche, el barco se iba a mover de regreso al mar, frente a Amador. Rodrigo subió con su laptop y cámara a esperar el acontecimiento, pero nunca nos movimos: decidieron quedar en Rodman.